viernes, 6 de agosto de 2010

Algunos días

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Existen algunos días en los que las cosas parecen estar un poco fuera de lugar. No llueve, pero tampoco hay sol; Hace frío y todo es un toque raro.
Por suerte la rutina envuelve todo, un marco de seguridad intocable y recíproco porque ¿Qué sería de la rutina sin la repetición de nuestras acciones?
En esos días extraños siento que el día no es el correspondiente, que es martes pero me parece lunes y por lo tanto no debería estar en el centro; Mi lugar es la cama, tapado con el acolchado, a salvo. Lo que me asegura no estar bajo un brote psicótico es ver las mismas caras en la calle, que el tren llega a las 09:22 y que tengo un boleto en el bolsillo para abordarlo.
¡Cuán deliciosamente simple es adaptarse a la mierda! bajar la cabeza y caminar tratando de no chocar con los demás en calles angostas llenas de mugre y olor a aceite de coche quemado; Perder la identidad durante siete cuadras para volver a encontrarla al girar el picaporte de la oficina; Ver pasar las horas y darme cuenta de que... ¡Carajo, son las seis!

El Observador