jueves, 24 de junio de 2010

Me gustaría ser tu amigo

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Me gustaría ser tu amigo, pero te emperrás en ser mi enemigo...
Podríamos pegarle chicle en el pelo a la linda del curso y reírnos juntos de su patetismo, pero no.
También podríamos insultar al idiota del curso, al traga y al galán e ir por ahí impunes e intocables.
Jugarle chascos a la profesora, tirar tizas al pizarrón, inclusive destruir algunas cosas.
Te obstinás en tomarme de punto, en hacerme objeto de tus chanzas, en denigrarme.
Quizás hasta podríamos haber llegado a embriagarnos juntos siendo ya mas grandes, cuando no sea necesario mostrar los documentos en la puerta del bar.
Si no fueras mi enemigo iríamos juntos al cabaret, brindaríamos con whisky por la salud de las tetas de la morocha que baila en el caño y también -por qué no- podríamos intentar llevarla a la cama y revolcarnos en la promiscuidad.
Mas adelante contarnos nuestras preocupaciones mundanas, debatir por el precio del dólar, discutir sobre posibilidades de inversión y quejarnos de las putas de nuestras mujeres.
De viejos iríamos al centro de jubilados, jugaríamos a las cartas, tomaríamos vino y fumaríamos contra toda indicación del médico...
Si no fueras tan cabeza dura, tan corto en tus pensamientos, tan cerrado en tu criterio, tan creído de tu propia inteligencia y de tu autosuficiencia no estarías obligándome a apretar el gatillo y hacer un cuadro abstracto con tus tripas.
Lo arruinaste todo, absolutamente todo... y a mi sólo me hubiera gustado ser tu amigo.

El Observador